El Acuerdo de Copenhague es un documento fundamental en la lucha contra el cambio climático, adoptado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP15) en Copenhague, Dinamarca, en 2009. Aunque no es un tratado vinculante, sentó las bases para futuros acuerdos y acciones en relación con el calentamiento global. A continuación, se presenta un resumen con varios subtítulos sobre los aspectos clave del Acuerdo de Copenhague:
Objetivos a largo plazo:
El acuerdo establece el objetivo de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales. Además, se reconoce la necesidad de esfuerzos para limitar el incremento a 1.5 grados Celsius para evitar impactos catastróficos.
Contribuciones nacionales:
Los países desarrollados y en desarrollo se comprometen a presentar sus planes nacionales de reducción de emisiones y medidas de mitigación. Estos planes, conocidos como Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés), deben ser comunicados a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Financiamiento:
El acuerdo reconoce la necesidad de proporcionar financiamiento adecuado y previsible a los países en desarrollo para apoyar la adaptación al cambio climático y la mitigación de emisiones. Se establece el objetivo de movilizar conjuntamente 100 mil millones de dólares anuales para el año 2020, provenientes de diversas fuentes públicas y privadas.
Transparencia y cumplimiento:
Los países se comprometen a fortalecer la transparencia y rendición de cuentas en relación con sus acciones climáticas. Se establece un proceso de revisión periódica internacional para evaluar el progreso global en la implementación de los compromisos.
Reducción de emisiones de carbono:
El acuerdo reconoce la importancia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promueve esfuerzos para lograr la neutralidad de carbono en la segunda mitad del siglo. También se hace referencia a la necesidad de proteger y fortalecer los sumideros y reservorios de carbono, como los bosques.
Adaptación al cambio climático:
El acuerdo resalta la importancia de la adaptación al cambio climático, especialmente para los países en desarrollo más vulnerables. Se reconoce la necesidad de fortalecer la capacidad de adaptación, proporcionar apoyo financiero y tecnológico, así como mejorar la cooperación internacional en esta área.
Conclusión:
El Acuerdo de Copenhague sentó las bases para la acción global contra el cambio climático al establecer objetivos ambiciosos y promover la cooperación internacional. Aunque no es jurídicamente vinculante, proporcionó un marco para futuros acuerdos, incluyendo el Acuerdo de París en 2015. Sin embargo, también ha sido objeto de críticas y controversias, destacando la necesidad de seguir trabajando en la mitigación y adaptación al cambio climático de manera más efectiva.